A raíz de un comentario que escuché de mi colega Jaime Santandreu, que debían destinar el 50% de las entradas de la Seu para los pobres, creo que estoy de acuerdo.
No sé si tendría que ser el 50% o el 30% o el 80%, pero no seria una mala idea.
En otra ocasiones he defebdido con capa y espada, nuchas de las actuaciones de nuestra diócesis, pero esta vez no estoy de acuerdo. No creo que el momento histórico decadente que esta viviendo nuestra Iglesia Local sea la ocasión para hacer intervenciones artísticas de este calado. Es verdad que yo como párroco, me encuentro muchas veces con cosas por el estilo. Para arrancar cualquier iniciativa social es un autentico calvario, sin enbargo, cualquier cosa relacionada con la estética religiosa ( y ya me entienden lo que quiero decir) la feligresía se vuelca en cuerpo y alma.
Creo que lo que ha pasado en la parroquia de Entrecaminos de Madrid, nos tendría que interpelar seriamente.
Llevo un año y medio de párroco en un pueblo relativamente rico, la presión de pobreza social es mínima, aún así, he montado la repartición de alimentos a varias familias inmigrantes, pero tengo que confesar que día a día me voy sintiendo más alejado del Evangelio. Cinco años de capellán de hospital hace que valores tu trabajo y tu vocación. Es verdad que los ricos también lloran, pero cuando te estás convirtiendo en un funcionario de ritos antropológico-social en una comunidad que, por norma general, solo busca la estética y un local grande y bien cuidado, todas las luces de alarma se encienden. Empiezo a comprender a los párrocos que estado criticando durante mis años de dedicación a los pobres enfermos y drogadictos, ahora soy un cura de los que eran el centro de mis reproches. Es muy fácil la critica a los estamentos de gobierno, cuando uno esta duchando un teminal de sida, tu vocación toma un sentido especial.
No toma tanto sentido cuando oficias mas de 60 funerales al año, otros tantos bautizos, bodas y comuniones (BBC) misas diarias, catequesis a los niños, disputas con los padres, viáticos a los ancianos y enfermos, criticas de los que no vienen nunca a la parroquia, problemas económicos y de mantenimiento de las instalaciones, esxequias en el cementerio, y una larga lista de peticiones que no tienen nada que ver con la Misericordia, la fe o el Evangelio.
Lo único que me consuela es ¿que pasaría si todos lo párrocos se fueran a trabajar con los pobres?. Sería una nueva Iglesia?. Quiere decir esto que tantas homilías en favor del mas necesitado, la conciencia que creamos en los niños de catequesis, y los ancianos que vienen a los oficios, no sirven para nada?. Que sin el testimonio socio laboral en favor de los pobres, no tenemos futuro?.
todo son preguntas, y no tengo la respuesta, pero si creo que ahora me toca estar en este puesto, al menos se como se sienten los que yo en un momento no valoraba.
El día que me cruce com mi hermano de presbiterio, le voy a decir que por favor no nos critique tanto, que la frontera en donde el está es muy larga y tiene muchos puntos para atenderla, que nuestros gerarcas no actúan de mala fe, ni por codicia, sino que es muy difícil ser cristiano hoy en día, y mas si eres sacerdote, y mas si eres sacerdote estándar y mucho mas si tienes que decidir sobre asuntos como acabar una obra comenzada por otro obispo.
A los sacerdotes de Entrevias todo mi afecto, pueden estar seguros que han sido victimas de un sector muy pequeño de nuestra querida Iglesia, su trabajo es muy digno, pero hay muchos curas que no tienen la suerte que les pidan asistenciam, sino que les demandan otras cosas que no son tan evangelicas.
Creo que estamos en un tiempo crucial, donde muchos cristianos nos tendremos que definir, pero creo que tendremos que confiar en el Señor que nos ilumine el camino a seguir.