Quien soy

Joan Bordoy i Gibert, nacido el 16 de diciembre de 1962 en Palma de Mallorca ciudad de las Illes Balears en el mare nostrum (mediterráneo) España.
Ordenado sacerdote católico en el año 2000. Después de dedicarme laboralmente al mundo de la música, intentar formar una familia, divertirme y vivir sin demasiadas preocupaciones a los treinta años, por causas personales, decidí cambiar el rumbo de mi vida y dedicarme a mi maduración como persona y buscar el sentido de mi existencia. Un camino encontrado fue el sacerdocio pero sin descartar otros conocimientos y disciplinas que pudieran ayudarme a mi y a las personas que me rodean.
Poseo la licenciatura en teología, estudios de terapia contra la drogadicción, educación especial y acompañamiento del duelo.
He ejercido de capellán durante cinco años en un hospital de Mallorca intentando acompañar en el sufrimiento de enfermos. Actualmente soy rector de tres parroquias en el poniente mallorquín.

Que pretendo

Simplemente, ser un compañero de viage

Durante mi trayectoria me han llamado muchas cosas: Maestro, padre, terapeuta, guía, entrenador, etc...

Después de muchas reflexiones y descubrir mis limitaciones creo que lo único que puedo aspirar es a ser un compañero de camino.

Compañero significa que compartes el pan. No solamente el pan de la Eucaristía sacramentalmente, sino el pan que da sustento con cualquiera que este en camino y necesite fuerzas para seguir adelante.

Acompañar representa ponerse al lado del que esta caminando, ofreciendo libremente vivencias y conocimientos sin imponer nada y dándolo todo. Caminando juntos el camino se hace mas llevadero y seguro.


Que es el camino



El camino es la vida.
Un camino que se tiene que andar y descubrirte a ti mismo cada día.
-Es un viaje interior y personal donde puedes encontrar tu verdadera identidad.
-Un camino hacia los demás donde descubres a tus semejantes.
-Una senda de búsqueda espiritual de la propia esencia, donde libremente encontraras la esperaza y el sentido de tu existencia.

sábado, 5 de mayo de 2007

termópilas


Mi buen amigo Manolo me ha regalado el libro de la batalla de las Termópilas. Betseller a causa de la película 300. Ávido he accedido a entrar en las páginas de tal narración heroica, cuando descubro (ya advertido por Nolo)que es una obra histórica y de riguroso nivel académico. Puede una película casi infantil, desatar tal pasión por un antiguo conflicto bélico?
No creo que sea esta atracción por simplemente despertar nuestros instintos más asesinos regados por una fuerte dosis de tetosterona.
Dos cosas me vienen a la cabeza a modo de autopregunta. Como diría Gadamer, nuestro "siglo ("XX") ha perdido su fuerza porque no contempla en su horizonte Hermenéutico, los grandes relatos de la humanidad". Dicho esto, si recuperamos nuestra historia en situaciones tan heroicas como las Termópilas, de alguna manera nos sentimos parte de esta especia tan fascina te como la humana.
Por otra parte, la disciplina, el honor, la lucha por la libertad, el sacrificio, la valentía, son un compendio de valores que también nos faltan a nuestra opulenta y cómoda sociedad, aburrida de estar comiendo porquerías sobre el sofá de casa, mirando como otros viven la vida por nosotros.
Creo que, aún pagando el precio de la apología bélica, estos hombres que escribieron la historia en situaciones tan épicas, merecen una moda (pasajera) que los recuerde.

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